Habitualmente 
                    estamos acostumbrados a relacionar la inteligencia con la 
                    capacidad de raciocinio lógico, con el coeficiente 
                    intelectual que determina las habilidades para las ciencias 
                    exactas, la comprensión y capacidad de análisis 
                    reflexivo, el razonamiento espacial, la capacidad verbal y 
                    las habilidades mecánicas. Sin embargo, en el mundo 
                    empresarial se está empezando a tener en cuenta y a 
                    valorar más la denominada "inteligencia emocional", 
                    que determina cómo nos manejamos con nosotros mismos 
                    y con los demás.
El 
                    mundo laboral está cambiando, y ya no se puede hablar 
                    de una única profesión o de un trabajo en la 
                    misma empresa para toda la vida; hoy en día se habla 
                    de "empleabilidad" que es, según Enrique 
                    de Mulder, presidente de Hay Group, la capacidad de una persona 
                    de aportar valor a la organización, es decir, de contribuir 
                    a la empresa en mayor medida que la compensación de 
                    ésta a aquél; y esto ya no se consigue sólo 
                    con un coeficiente intelectual de alto nivel, sino que también 
                    se necesita desarrollar un coeficiente emocional con cualidades 
                    como constancia, flexibilidad, optimismo, perseverancia, etc.
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                      Conciencia en uno mismo: es la capacidad de reconocer y entender en uno mismo las propias fortalezas, debilidades, estados de ánimo, emociones e impulsos, así como el efecto que éstos tienen sobre los demás y sobre el trabajo. Esta competencia se manifiesta en personas con habilidades para juzgarse a sí mismas de forma realista, que son conscientes de sus propias limitaciones y admiten con sinceridad sus errores, que son sensibles al aprendizaje y que poseen un alto grado de autoconfianza.
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                      Autorregulación o control de sí mismo: es la habilidad de controlar nuestras propias emociones e impulsos para adecuarlos a un objetivo, de responsabilizarse de los propios actos, de pensar antes de actuar y de evitar los juicios prematuros. Las personas que poseen esta competencia son sinceras e íntegras, controlan el estrés y la ansiedad ante situaciones comprometidas y son flexibles ante los cambios o las nuevas ideas.
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                      Automotivación: es la habilidad de estar en un estado de continua búsqueda y persistencia en la consecución de los objetivos, haciendo frente a los problemas y encontrando soluciones. Esta competencia se manifiesta en las personas que muestran un gran entusiasmo por su trabajo y por el logro de las metas por encima de la simple recompensa económica, con un alto grado de iniciativa y compromiso, y con gran capacidad optimista en la consecución de sus objetivos.
